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29/1/14

EL GRÁFICO TRUNCADO (¿TARTA O SALCHICHÓN?)


Ya sabes lo que se dice: “Hay tres tipos de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas”. Al parecer, la frase original es del político británico Benjamín Disraeli, aunque también se le atribuye abundantemente a Mark Twain

También es muy famosa (hasta el punto de convertirse en un lugar común) la definición que Bernard Shaw hizo de la estadística: "Es una ciencia que demuestra que si mi vecino tiene dos coches y yo ninguno, los dos tenemos uno".

Son dos frases injustas. Las estadísticas, como objeto matemático que son, no mienten. Los políticos, periodistas y creadores de opinión que las “cocinan” (este es el término que ellos mismos utilizan), a veces lo hacen. Pero, ante la frase de Bernard Shaw, un matemático de verdad hubiera dicho: “Lo siento, la muestra es demasiado pequeña para extraer conclusiones útiles”. En cambio, un político como Winston Churchill diría:Solo me fio de las estadísticas que yo mismo he manipulado(lo dijo).

Ya está bien de citas. El caso es que, en este campo, los manipuladores juegan con ventaja. El común de la gente (entre el que me incluyo) sentimos una especie de temor reverencial ante los números. Además, carecemos de los conocimientos matemáticos necesarios para interpretarlos con corrección y poder señalar los errores o, dicho más crudamente, los intentos de manipulación que aparecen en los medios con una frecuencia excesiva.

Uno de los trucos más toscos (tanto que hasta yo lo comprendo) es el uso del GRÁFICO TRUNCADO. Un gráfico truncado es aquel que tiene un eje que no se inicia en 0. Vamos, uno que “está recortado”. Esto de recortar un gráfico no revela necesariamente un intento de manipulación. Puede hacerse, simplemente, para ahorrar espacio o para resaltar pequeñas diferencias, que serían casi invisibles en el gráfico completo.

Y ahí está el truco. Mediante esta técnica, puedes hacer que diferencias insignificantes parezcan gigantescas. Lo mejor es poner un ejemplo. Este que vamos a ver ha circulado abundantemente por la Red, así que es posible que ya lo conozcas. Pero es tan, tan claro, que no me resisto a utilizarlo. Con fines explicativos, por supuesto.

Lo utilizó una televisión pública de Venezuela (Venezolana de Televisión) para ilustrar los resultados de las elecciones generales que tuvieron lugar en aquel país en Marzo de 2013. En éstas, el candidato Nicolás Maduro venció con el 50’66 % de los votos, mientras que Henrique Capriles, su rival, obtuvo el 49’07 %. Apenas un 1’5 % de diferencia. Lo que se dice una victoria por la mínima.

Y este es el famoso gráfico:


Está truncado. Iba a decir trucado. Solo aparece la parte superior de las columnas. Como ves, de este modo el gráfico parece indicar que Nicolás Maduro venció por una mayoría aplastante. La representación del voto de Henrique Capriles queda reducida a algo así como una diminuta rodaja de salchichón. Apenas nada, ni para un montado. ¡Pero esa rodajita representa a casi la mitad de los votantes de Venezuela!

Tras el ridículo mundial, la propia televisión rectificó poco después y publicó este nuevo gráfico:


Aquí, queda mucho más clara la exigua diferencia de votos. Los votantes de Capriles ya no son una rodaja de salchichón, sino que ocupan casi la mitad de la tarta. Este segundo gráfico representa de forma mucho más fiel la realidad electoral del país.

Tuve noticia de este, digamos, error a través del magnífico blog Malaprensa, sitio que visito con frecuencia para desasnarme un poco en lo tocante a la interpretación de estadísticas. Te pido perdón si ya conocías el caso, pero es que es uno de los más claros y risibles que he visto en mi vida.

En fin, que el uso torticero de las estadísticas sirve para demostrar cualquier cosa que uno desee. Y esto es algo con lo que el 72 % de la población está de acuerdo. Me lo ha dicho un pajarito.


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