26/5/14

HIMNOS DE BATALLA


Tengo muchas ganas de hablar de fútbol, pero me voy a contener, porque no estás en un blog de fútbol.

¿Recuerdas esta escena de CASABLANCA? En el bar, un grupo de oficiales nazis canta alegremente una de sus marchas. El líder de la Resistencia, Viktor Lazlo, que mantenía una incómoda conversación con el dueño del bar, baja a la sala y ordena a la orquesta: “Toquen La Marsellesa”.  Y él mismo empieza a cantarla.


El resto de los presentes (artistas, clientes, policías de servicio y camareros)  se le unen con valor y emoción, hasta que entre todos logran acallar a los militares nazis. Al finalizar el himno, se oyen gritos de “¡Vive la France!”.







No tengo el menor talento musical, ni pretendo tenerlo, así que no me siento capacitado para decir si  LA MARSELLESA es una canción buena o mala. Pero de lo que estoy seguro es que se trata de una canción muy poderosa y movilizadora. “Esta música nos ahorrará muchos cañones”, dijo Napoleón al ver el modo en que este himno afectaba a sus tropas.

Porque ese es la finalidad de los himnos: movilizar al personal. Y su calidad debe medirse en función del grado en que se alcance ese objetivo. Desde ese punto de vista, puede decirse que LA MARSELLESA, por ejemplo, es un gran himno. En cambio, el himno oficial del Real Madrid, no tanto.

Una aclaración, antes de que sigas leyendo. Me siento autorizado a emitir este juicio porque soy madridista hasta las trancas. Y escribo esta entrada conmocionado aún por la alegría de ganar la Décima. Pero voy a intentar no hablar de fútbol.

Te decía que el himno oficial del Real Madrid no me parece demasiado movilizador (excepto para los que están ya movilizados). Le falta el ritmo marcial que hace que las tropas marchen resueltas al combate. Y además carece de cierto aliento épico, ese que aviva los espíritus y eriza las pieles. Todo himno es un himno de batalla o no es nada. Y esto vale también para los himnos deportivos, entendiendo lo de batalla de forma metafórica, por supuesto.

Los himnos del F.C. Barcelona o el Atlético de Madrid sí que funcionan en ese sentido. Son buenos himnos, vibrantes y emotivos, pero el del Madrid… pues no, qué le vamos a hacer. Y hablando del Atlético de Madrid: Honor y Respeto para vosotros. Menuda final, cuánto nos hicisteis sufrir. Cómo me está costando no hablar de fútbol…

Al parecer, el Real Madrid comprendió esta carencia y, tratando de paliarla, encargó hace algunos años el llamado Himno del Centenario, compuesto por José María Cano e interpretado por Plácido Domingo. El Himno del Centenario es épico y marcial. Tampoco funciona.

¿Por qué? A mi juicio le falta una cualidad más: que la gente pueda cantarlo a coro. Como hacen en Anfield los hinchas del Liverpool con su you´ll never walk alone, poniendo con su canto la carne de gallina al resto del mundo. Con el Himno del Centenario, eso no se puede hacer. Nunca he logrado cantarlo sin soltar media docena de gallos. Ni nadie, creo.

El compositor y productor musical RED ONE es un madridista de pro (él se define a sí mismo como “más que un hincha, un enfermo”) y, al parecer, comparte desde hace tiempo esta opinión mía. Por eso, ha creado, con letra de Manuel Jabois, la CANCIÓN DE LA DÉCIMA (su título real es LUNA NUEVA, pero me parece que siempre será la canción de la décima).

Dice de ella: “Necesitábamos una canción fácil que la gente pueda cantar rápidamente para apoyar al equipo”.

Y aquí está: 




¿Es una buena canción? No lo sé, no entiendo de música. ¿Funciona como himno de batalla? Ese es otro asunto. He tratado de cantarla con la entonación correcta (¡puedo! ¡Sin soltar muchos gallos!), y siento algo muy parecido a los clientes del bar de Rick cuando LA MARSELLESA llega al verso  que dice: “¡A las armas, ciudadanos!”.

Funciona.

No sé si sustituirá al himno oficial (no lo creo, ni me parece buena idea), pero como canción de graderío, era muy necesaria, en mi humilde opinión.

Y que conste, que no estoy hablando de fútbol. Bueno, no solamente de fútbol.

R

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